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Spirulina: la microalga base de la alimentación ancestral mexicana

Spirulina: la microalga base de la alimentación ancestral mexicana

Desde tiempos prehistóricos las algas han sido utilizadas como alimento en las tradiciones culinarias de muchos países, principalmente en Asia y en menor medida en Latinoamérica.

La cultura maya de la Península de Yucatán que se asentaba en medio de la selva, cuyas condiciones no eran adecuadas para la agricultura, desarrolló las granjas de microalgas. Logrando sostener a una población de dos millones de habitantes a pesar de las adversas condiciones para la obtención de alimentos.

Las tribus mayas utilizaron estas microalgas en alimentos como panes y sopas y las hicieron parte de su dieta diaria. Los mayas se referían a esta alimentación como la recomendable para una vida sana.

Por su parte, los Aztecas, se sostenían gracias a una dieta completa y balanceada que incluía la spirulina, que ellos denominaban tecuitlatl palabra náhuatl que se traduciría como "excremento de roca". Muchos historiadores sugieren que el consumo de esta alga fue lo que hizo posible el crecimiento de la población azteca.

El primer registro que se tiene acerca del consumo de espirulina como alimento para humanos proviene de Bernal Díaz del Castillo, uno de los acompañantes de las tropas de Hernán Cortés, quien reportó en 1521 que la spirulina era cosechada de las aguas del Lago de Texcoco, la que secaban y vendían en el mercado de Tenochtitlán.

Los mexicas, descendientes de los aztecas, recolectaron el alimento rico en proteínas de la superficie del lago Texcoco, un extenso cuerpo de agua en el centro de México que luego fue drenado para dar paso a la construcción de la Ciudad de México. Ahí las aguas tenían el equilibrio perfecto de salinidad y alcalinidad para que floreciera la espirulina.

Las tradiciones orales dicen que los mensajeros y corredores mexicas en la antigua Tenochtitlán comían espirulina seca con maíz, tortillas, frijoles, chiles o mole como un combustible para viajes largos

El mundo occidental redescubrió el nutritivo ingrediente en la década de 1940, cuando un psicólogo francés que estudiaba las algas notó que los Kanembu, del lago Chad, en África, recolectaban espirulina y la convertían en unos panes que se secan al sol y que se llaman dihé.

Por un accidente en la década de 1960 en México, cuando los propietarios de Sosa Texcoco, que producía carbonato de sodio y cloruro de calcio en un gran estanque con forma de caracol en el lago Texcoco, notaron una sustancia de color verde que según ellos arruinaba el trabajo. Se acercaron a los investigadores franceses, quienes concluyeron que era el mismo organismo que había estado alimentando a los Kanembu durante generaciones.

En lugar de intentar erradicarla, Sosa Texcoco reconoció su valor y alentó su crecimiento, abriendo la primera empresa comercial de espirulina del mundo, Spirulina Mexicana.

La spirulina es considerada un superalimento y en la actualidad por su elevada proporción de proteínas y la presencia de la vitamina B12, la han hecho un infaltable en la dieta tanto de deportistas como de personas que se alimentan a base de plantas.

Por esa razón, la espirulina es parte del catálogo de Brota, porque está acorde a nuestro objetivo de disponibilizar los alimentos con la más alta concentración nutricional y terapéutica. Queremos llegar a todos los rincones del mundo incentivando a la población a incorporar los superalimentos a su día a día para así mejorar su bienestar y calidad de vida.